Acuerdos del concejo: los sucesos de la instauración borbónica

Plano de A Coruña en el 1630, de Pedro Teixeira

El 15 de julio de 1706 en el Ayuntamiento se recibe una carta de la ciudad de Santiago del día 11 de propio mes. Antonio Enríquez informa responder a la que escribió a esta ciudad noticiando haberse introducido el ejército portugués en Madrid: “Ningún accidente puede hacernos decaer de la fidelísima constancia con que debemos servir a nuestro verdadero Rey y señor natural don Felipe quinto y que esta ciudad de Santiago discurrió arreglar cinco o seis mil milicianos dando sueldo con los jefes correspondientes, hablando al señor arzobispo y cabildo, para con el clero de su provincia ayuden a su manutención. 


Determinó entre capitular sin conferir concesión a estas dos disposiciones si esta ciudad (A Coruña) gusta remitir el suyo y que se podría formar un ejercito de 12.000 o 14.000 hombres para defensa: Visto por la ciudad, se acordó que el señor corresponsal responda a la ciudad de Santiago”.


Felipe V da las debidas gracias a la ciudad y ponerlo en noticia. Su majestad decidirá real clemencia, espera de la ciudad y su provincia el apremio a su gran fidelidad y firmeza, convencido con el destino de la ciudad para componer entre todos una vigorosa defensa de esta plaza. Para cumplir con su defensa y castillos. 


Necesita de “mil infantes adiestrados en las armas hechos al fuego y 300 dragones bien equipados unos y otros, 80 artilleros diestros en el arte por nos confiados”.


Las armas

Teniendo la ciudad tres castillos, 116 piezas de artillería montadas de diferentes calibres y morteros, necesita dos mil quintales de pólvora y ocho mil balas de diferentes calibres y tres o cuatro mil fusiles, por lo que se suelen reventar en los sitios y lo menos ocho mil granadas, seis morteros con las bombas necesarias para un sitio largo y los víveres para cuatro meses de sitio y reparar las fortificaciones... Por la ciudad, “reconociendo el gran afán en que se haya nuestro rey y señor, recogiendo sus tropas para castigar la osadía del rebelde portugués y quien así hallara de disposición de podernos socorrer con estas prevenciones; acordó se haga al cristianísimo rey de Francia, su abuelo. Suplicándole se sirva disponer socorra la plaza y más pertrechos que indicaría el gobernador o los que a la muy real majestad le pareciese”.


Se dará satisfacción pronta del corre-cartas y se darán otras más. Para hacer la representación, se haga por mar hasta Bayona de Francia y de allí corra hasta Versalles o París o donde estuviere su majestad. Esta ciudad elige vaya persona de su mayor confianza que lleve la presente a su majestad cristianísima y nombra a Pedro de Taboada y Ulloa.


Este acuerdo lo componen seis páginas de indudable valor y en ellas se explica pormenorizadamente los pasos dados en todos sus aspectos, tanto en la defensa de la ciudad como en lo que atañe a la réplica contra el rebelde rey de Portugal en su ocupación de los diversos territorios en el reino de España.


Nuevo texto

Mientras, el 17 de septiembre del mismo año se toma el acuerdo: “Habiendo visto en el Ayuntamiento de 9 del corriente, la del 30 del pasado, en que se sirve prevenir a esta ciudad, sea muy del servicio de su majestad el reemplazo de los muertos y huidos, que se alisten, escojan y prevengan mil vecinos y provincianos para que entren en esta plaza, siempre que se ofrezca conferida materia de tanto importe, se ha resuelto manifestar en la confirmación de sus órdenes, en cuya disposición se servirá mandar que los sargentos mayores de los condes de Maceda y Fefiñanes, den relaciones juradas de los muertos y fugitivos de esta provincia, para que en su vista se ejecute el reemplazo el día primero que viene, y si pudiere disponer sea universal, servirá al reino, porque la prisión de unos no avise a otros, que en adelante se eviten, aunque se aparte de la gratificación considerándola menor que el daño que ocasionan las fugas y expedientes de los renegados”.


En el mismo Ayuntamiento se ha visto un decreto, en que sirve mandar se pague las alarmas de los vecinos que tiene de guarnición en la forma que lo hacen las ciudades de Ourense y “que cada uno en el suyo, tanto sirve como los militares, a estos debe considerar bien socorridos y que hasta ahora no han visto la cara, al enemigo, ni han padecido las calamidades y fatigas de los de nuestro rey, que son naturales del reino a cuya costa se sustentan”.


Coste

Sin que halla redimido el costoso yugo de las milicias, pues su estimación les ha sido de más crecido coste y sobre esto mismo Francisco de Ronquillo por su carta de 6 de enero pasado, previene que los alojamientos solo se entiendan en los tránsitos, lo que confirma en la suya de 20 de febrero escrita al gobernador de esta plaza para que advierta a los oficiales se contenten con lo que esta ciudad buenamente les diere, por esta razón, de no hacerlo pasará a declarar no deberles alojamiento alguno por estar de guarnición en esta plaza.


Esto aseguran los oficiales veteranos, cuya noticia llegó al pueblo, quien hostigado de tan diaria pensión y tributo clama y aún cuando padece la novedad de alojar personalmente el Tercio de Fefiñanes, por estar ocupadas las casas que sirven de cuarteles y costea esta ciudad con el de Miguel y Nuerio, el alojamiento.

“Representa esta ciudad a VE, para que considerando al vecino y provinciano con alojamiento en su casa pagando el de los otros y sirviendo de miliciano se sirva libertarle de tan duplicado afán”.


Este acuerdo del Ayuntamiento es muy importante, al reflejar las quejas y tensiones sobre los abusos que la autoridad militar cometía con respecto de la vida civil cotidiana. Este acuerdo lo componen dos páginas completas las cuales no tienen desperdicio alguno en su lectura.

Acuerdos del concejo: los sucesos de la instauración borbónica

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